La venta de tierra

Los cielos lloran y no hay arboles que besen su rocío, mi costa, mi pueblo, mi herencia ¿donde quedó?, se la llevó el invasor, robó nuestro tesoro y se quedó con nuestros hijos, les abrimos la puerta de nuestro hogar y nos roban hasta lo que tenemos para comer y tomar.
Que estamos haciendo? Cuando cambió todo? Que pasó con nuestras hijas que ahora viven con miedo? Ya no pueden salir a ver la luna, el cielo, ya no somos hijos del sol pues ni siquiera lo vemos.
Basta! Hasta cuando dejaremos que nos roben nuestras riquezas? Hasta cuando dejaremos de vender lo único que nos recuerda quienes somos, nuestras tierras
No expongamos a nuestros hijos, no expongamos a nuestras mujeres, paremos y pensemos en el futuro, el gozo de algunos es el sufrimiento de muchos, el dolor de las madres al ver los cuerpos de sus hijos yaciendo sin vida, pues así llora y sufre nuestra tierra cuando la encarcelan en parcelas, cuando queman y rascan los arboles que pronto serian sombra para el indigena cansado.

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